NdP, Toledo 14 de diciembre de 2020.
Un grupo de padres de alumnos del Instituto de Enseñanza Secundaria Alfonso VIII de Cuenca se han movilizado para escribir una carta al director del centro y a los tutores para decirles que no autorizan a sus hijos a asistir a unas charlas impartidas por personas del Instituto de la mujer. El ciclo se llama “Quiéreme bien” y se imparte a menores a partir de 3º ESO (14 años). Estos padres consideran sus contenidos aberrantes por cuanto reducen la sexualidad a comportamiento meramente instintivo sin referencia al amor como un acto que brota de la entrega y la voluntad:
En la charla se explicó a los alumnos que el coito es una práctica sexual más, un simple juego erótico entre los muchos que se pueden elegir para practicar cuando quieran, con quien quieran y de la manera que quieran, para que les haga sentirse bien. El único requisito es que te tiene que apetecer. Si lo he disfrutado no tienes de qué arrepentirte. Se les propuso jugar y experimentar con otros o con ellos mismos, intentado ser creativos cada vez, movidos exclusivamente por apetencias y deseos.
¡No parece que esta sea la recomendación más adecuada para niños y adolescentes en plena etapa de cambio y desarrollo personal!
A pesar de que el director ha negado que se impartan dichos contenidos la información contrastadas de varios menores consultados confirman con exactitud el hecho. El centro todavía no ha tomado medidas para suspender las charlas.
Desde Educación y Persona recordamos a nuestros compañeros docentes y a la sociedad en general que el sistema educativo solo está legitimado para transmitir en la escuela los valores que emanan directamente de nuestra Constitución y los que están pacíficamente admitidos en la sociedad sin controversia. “Por el contrario, será exigible una posición de neutralidad por parte del poder público cuando se esté ante valores distintos de los anteriores” (Fundamento de derecho 6º, Sentencia del TS de 9 de febrero de 2009).
“no deben ser pretexto para tratar de persuadir a los alumnos sobre ideas y doctrinas que –independientemente de que estén mejor o peor argumentadas– reflejan tomas de posición sobre problemas sobre los que no existe un generalizado consenso moral en la sociedad española. En una sociedad democrática, no debe ser la Administración educativa -ni tampoco los centros docentes, ni los concretos profesores- quien se erija en árbitro de las cuestiones morales controvertidas. Estas pertenecen al ámbito del libre debate en la sociedad civil, donde no se da la relación vertical profesor-alumno, y por supuesto al de las conciencias individuales”.
Recordamos también que:
- La sexualidad es un asunto que afecta a lo más íntimo de la persona, a su identidad, sus valores y su psiquismo. Por lo tanto, la educación sexual debe hacerse en perfecta sincronización con la voluntad de los padres que son los que garantizan el derecho a la educación de sus hijos mientras son menores de edad.
- La vivencia de la sexualidad, así como la percepción de la propia identidad se pueden regir por doctrinas éticas y psicológicas muy diversas. Pueden vivirse en subordinación a la dimensión racional del hombre como en la ética aristotélica; o incluso pueden plantearse con recelo, como en el estoicismo o el puritanismo. Pueden vivirse en subordinación al amor garantizado con un compromiso, como en el cristianismo. Pueden vivirse también como experiencia meramente lúdica, hedonista (como el enfoque que están dando el Instituto de la Mujer a esas charlas). Todas estas perspectivas son legítimas en una sociedad plural. Pero ninguna de ellas puede ser ofrecida en el sistema educativo público sin el consentimiento expreso de los padres
- Reducir la sexualidad a comportamientos placenteros en los que no se educa la voluntad, y se desvincula del amor racional es una grave irresponsabilidad cuando se hace con menores de edad.
- La educación de la sexualidad con intención de educar en comportamientos saludables no puede ser excusa para transmitir un modelo sexual que reduzca el comportamiento humano a un comportamiento exclusivamente animal. Los menores de edad no son meros animales que responden a estímulos placenteros.
- Ni el Instituto de la Mujer ni ningún otro organismo gubernamental o no gubernamental están legitimados para transmitir tomas de posición sobre problemas sobre los que no existe un generalizado consenso moral en la sociedad española.
Confiamos en que los directores de los centros, así como nuestros compañeros docentes y las autoridades educativas sigan trabajando para conseguir un sistema educativo al servicio de la sociedad y no al dictado de ninguna ideología o modelo antropológico y ético que rebase los valores consagrados por nuestra Constitución.
Educación y Persona.
Más información: 699 63 74 09