Populismo educativo

Las movilizaciones del pasado jueves han dejado en segundo plano una noticia importante: los portavoces de los grupos parlamentarios de PSOE, ERC y Unidos-Podemos han anunciado que abandonan la mesa del Pacto de Estado por la Educación. No se trata de una decisión precipitada u ocasional, sino de una decisión meditada y de largo alcance que afectará a la agenda política de los próximos meses, porque se está activando una rancia variante del populismo: el populismo educativo.

Si analizamos con detalle cómo se ha producido esta noticia, tendremos la clave de esta versión educativa del populismo. En primer lugar, el abandono fue anunciado por el PSOE, sin demasiado ruido y sin proporcionar demasiados argumentos. Desde el primer día sabían que el incremento presupuestario para Educación era limitado y que las razones que movían a buscar un consenso no podían ser las presupuestarias sino las sociales, políticas y culturales. No sólo sabían que el compromiso presupuestario era necesario, sino que sabían que este compromiso no es suficiente. Sabían que está en juego un modelo, un paradigma o un conjunto de decisiones estructurales relacionadas con el diseño del sistema educativo que hay en la constitución de 1978.

Esta diferencia entre lo constitucional-estructural y lo presupuestario-coyuntural es importante para entender esta negativa inicial del PSOE. Era el pistoletazo de salida para un abandono que continuarían unas horas más tarde ERC y Unidos-Podemos. El acuerdo previo entre todos ellos se había fraguado días antes con Sánchez y era muy sencillo: “Tú primero”. Y así fue, una vez que los jugadores de Sánchez se levantaron de la mesa y les mostró a los otros que no iba de farol, el resto de fuerzas políticas se levantaron con la partida a medias. La escenificación que realizó Ione Belarra, la portavoz de Unidos-Podemos, era de manual. Ya no utilizaba únicamente argumentos de coyuntura presupuestaria sino argumentos de estructura constitucional.

Aunque no lo dijo explícita y claramente, utilizó argumentos que ya estaban desde el primer día de la negociación: acusar al PP de que quiere “blanquear la LOMCE”, indicar que el 5% del PIB de los presupuestos es poco incremento y denunciar el carácter cerrado de la comisión parlamentaria en la que había participado, son malas razones. Si todo eso fuera cierto, quienes se han levantado deberían devolver los sueldos y las dietas de estos meses porque durante este tiempo no han representado a nadie. Parecen profesionales de la mentira, del fraude y del engaño a los ciudadanos. Esta portavoz lo dijo muy claramente, “queremos animar para salir a la calle a luchar, para lograr lo que el parlamento está impidiendo de forma escandalosa, vamos a llamar a la movilización”. Si hay que volver a la calle, como parlamentarios ¿qué habéis hecho hasta ahora?,¿a quién representabais?

Agustín Domingo Moratalla. 11 de marzo de 2018.

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