Desde Educación y Persona hemos mostrado una actitud crítica con la nueva ley educativa, la Lomloe, por varios motivos: Su elaboración partidista alejada de cualquier planteamiento de búsqueda de Pacto escolar, su fuerte carga ideológica, sus postulados reaccionarios y sectarios contrarios a la libertad de enseñanza, no tener en cuenta a la familia como primera educadora de sus hijos…
En el siguiente enlace se puede leer: -El Real Decreto 984/2021, de 16 de noviembre, por el que se regulan la evaluación y la promoción en Primaria, Eso, Bachillerato y FP. -Tres proyectos de reales decretos por los que se establece la ordenación y enseñanzas mínimas de Ed. Infantil, Primaria y Secundaria. Así como el borrador de real decreto de Bachillerato.
Señalamos sucintamente algunas de las deficiencias más significativas:
Se erosiona la cultura del esfuerzo: se rebajan contenidos mínimos con el argumento de que no es necesario enseñar tantos contenidos, sino priorizar los “saberes básicos”, oponiendo currículo basado en conocimientos a currículo basado en competencias; esto es erróneo pues los conocimientos tienen una índole competencial, por lo que no se contraponen. También se pretende oponer contenidos a desarrollo de sentido crítico, cuando no debe ser así: sin conocimientos suficientes no habrá sentido crítico, sino fanatismo.
La desaparición de los exámenes de recuperación en secundaria y poder titular en bachillerato con una asignatura suspensa desde este mismo curso, en el que se está trabajando con el currículo de la ley anterior, es cuestionado desde diferentes sectores y varias comunidades autónomas lo consideran injusto pues se cambian las reglas con el curso empezado. Tiene además consecuencias negativas en contra del rigor académico y el mérito, en detrimento de la calidad de la enseñanza.
Se pretende que la repetición de curso sea excepcional: una en primaria y dos máximo entre primaria y secundaria. Los alumnos pasarán de curso sin un criterio objetivo (asignaturas suspensas): se pasa la responsabilidad a los claustros, a los equipos docentes que tendrán que decidir si el alumno ha adquirido las competencias necesarias, esto puede dar lugar a conflictos con las familias cuando no haya acuerdo sobre la promoción del alumno.
También es de destacar la progresiva desaparición o disminución de su importancia en el currículo de asignaturas como la Filosofía, la Cultura Clásica, Latín, Griego o Religión, sin tener en cuenta las reivindicaciones de los profesores y de las familias que las demandan.
Estas deficiencias confirman nuestra apreciación inicial sobre el desarrollo legislativo de la LOMLOE: nos encontramos ante la peor ley educativa de la democracia. La calidad de la enseñanza en España corre grave riesgo de bajar cada vez más…
Educación y Persona